viernes, 2 de septiembre de 2011

AMARGO TRAGO


Amargo ’trago’ que nunca pasará

Extrabajadores de licorera terminaron como mendigos
En el año 1990 eran varias las madres cabeza de familia de la ciudad de Pasto, que en la Industria Licorera de Nariño obtenían el sustento para sus allegados mediante la etiquetada de las botellas de aguardiente.

Nueve años después que se produjo la liquidación de la empresa, los 138 extrabajadores quedaron en la miseria. Varios de ellos no tienen ni siquiera para comer.  

Como mendigos terminó en la ciudad de Pasto y en otros municipios del departamento el 90% de los 138 extrabajadores que hace nueve años tenía la Industria Licorera de Nariño.
Desde el 6 de septiembre del año 2002, fecha en la que se anunció el fin de la empresa, para solventar sus necesidades básicas varios de ellos se han visto en la necesidad de acudir a la caridad pública o en su defecto a recibir apoyo económico de ese 10% de exempleados que corrieron con suerte para prepararse profesionalmente o que en algunos casos la vida les sonrió para ubicarse laboralmente en otras entidades.
La mayoría de ellos han fallecido y en medio de la pobreza sus allegados se han visto
en la necesidad de hacer colectas para pagar al sacerdote que rendirá las honras fúnebres, comprar el más modesto ataúd y darles su último adiós en el Cementerio Central.
José Ignacio Rosero, uno de los exempleados de la referida industria, manifestó que desde ese año en el cual el gobernador de ese entonces ordenó la liquidación de la empresa, él y el resto de sus compañeros de labores viven junto a sus hijos y esposas en infrahumanas condiciones.
Dijo que la pésima situación financiera de la mayoría de ellos los tiene al borde del desespero, debido a que no tienen ni siquiera para desayunar, ni mucho menos para pagar los servicios públicos domiciliarios.
Precisó que hace tres meses falleció en la capital nariñense José Joaquín Villota Rosas, de quien su esposa Olga Narváez y su hija no tenían cómo darle cristiana sepultura. Para cubrir algunos gastos señaló que en el velorio cada uno de los asistentes (la mayoría de ellos extrabajadores de la desaparecida licorera) aportó parte de sus precarios ingresos.
Recordó que hace cuatro años dos más de sus excompañeros de trabajo murieron en pésimas condiciones y con la esperanza de recibir su pensión. “Nuestra condición económica es insostenible y lo peor de todo esto es que no sabemos cuándo terminará”, exclamó.
A pesar de que han dialogado con diferentes funcionarios del departamento de Nariño para que se comprometan con la búsqueda de una solución definitiva a ese problema, asegura que ninguno de ellos se conduele de su crítica realidad.
Recordó que un 6 de septiembre del año 2002, fecha cuando madrugaron a cumplir con sus obligaciones laborales, ya no pudieron ingresar porque directivos de la empresa licorera les habían cerrado la puerta. “Dos días antes de que nos impidieran el ingreso a la industria se jubilaron dos compañeros en las mismas condiciones de las personas que hoy en día supuestamente están gozando de esa jubilación, pero que nadie responde porque sólo han ganado ese derecho que aparece en un papel”, explicó.
Aunque asegura que a lo largo de nueve años han hablado con diferentes funcionarios de la Gobernación de Nariño, precisa que la única respuesta que han recibido es que la antigua empresa nunca tuvo nada que ver con la Administración seccional.
Dijo que para ganarse la vida honradamente va de un taller a otro pidiendo trabajo para darle forma al hierro. Destacó que mediante la cerrajería obtiene lo minino para subsistir.
Recordó que durante el tiempo que trabajó en el área de mantenimiento de la licorera tenía a su cargo el arreglo de las máquinas. “Mi máxima preocupación radicaba en que todo lo referente a la parte técnica marchara sobre ruedas”, manifestó.
Destacó que él y sus demás excompañeros cuando se encuentran en cualquier calle de Pasto lo único que hacen es darse fuerzas para esperar con paciencia el fin a esa problemática que los atormenta.

Sin estudios 

“Cuando nos sacaron de la empresa mi hijo mayor cursaba el sexto semestre de medicina veterinaria y por la falta de dinero para cubrir los gastos que su carrera demandaba nos vimos en la penosa necesidad de suspenderlos y ahora trabaja como contratista de Cedenar en la toma de lecturas”, afirmó el exempleado de la industria licorera Ignacio Rosero.
Para esa fecha sostuvo que su hija estaba por terminar el bachillerato y que la falta de plata impidió que iniciara sus estudios superiores. “Esta situación que vivimos es muy deprimente y confiamos en que un día de estos la justicia divina se apiade y ponga su mirada en cada uno de nosotros”, añadió.

Casa hipotecada

Olga Narváez esposa de José Joaquín Villota Rosas (q.e.p.d.) sostuvo que la situación económica que padecían desde el momento en que fue cerrada la licorera, con la muerte de su cónyuge se agudizó.
Recordó que el fallecimiento de Joaquín se produjo el 9 de mayo de este año y que por más de 16 años estuvo vinculado en la licorera. “Antes de que ingresara a la empresa se desempeñó como secretario sustanciador de la Alcaldía y como secretario mecanógrafo en los Salesianos. Es decir, que para el Gobierno consagró su vida por más de 22 años”, señaló.
Agregó que el día en que murió su esposo la mayoría de sus excompañeros de labores le ayudaron a solucionar una infinidad de problemas económicos. “Gracias a las gestiones que ante Sintrabecolicas hizo don Daniel Otero, otro de los extrabajadores de la licorera, recibimos un pequeño auxilio”.
“Con esa ayuda pudimos pagar $780.000 de intereses que desde hace cinco meses debíamos por un préstamo que hizo mi esposo y para el cual se vio en la necesidad de hipotecar la casa”, afirmó.
Con parte de esos dineros afirmó que pudo pagar $411.000 por el servicio de agua domiciliaria. “Mire que nuestra precaria situación no nos permitió sepultar a José Joaquín en Jardines de las Mercedes y por ello tuvimos que pagar $380.000 en el cementerio de Aranda”, indicó.
Agregó que a su hija, quien gana el salario mínimo, escasamente le alcanza para cubrir la inmensidad de deudas y necesidades que tienen.

Nueve años de pobreza

Daniel Otero, otro de los extrabajadores de la licorera, manifestó que el 6 de este mes cumplen un año más, en el que mediante una ordenanza se liquidó la empresa. Desde esa fecha hasta el momento precisó que la situación ha sido muy difícil para todas las familias cuyos jefes de hogar fueron despedidos.
“En el transcurso de esos largos años de lucha y crisis hay compañeros que lo han perdido todo. Varios de ellos incluso han fallecido en la completa miseria”, destacó.
Aseguró que pese a los esfuerzos realizados para lograr que él y sus demás compañeros reciban los derechos que les corresponde, continúa luchando e implorando ante la Justicia Divina “debido a que en las entidades judiciales donde se han presentado los procesos para que no se sigan vulnerando nuestros derechos se han presentado manos oscuras”, afirmó.
Señaló que la ‘amarga’ situación en la que viven sus demás compañeros, cuyas edades oscilan entre los 50, 60 y 70 años, han caído en la depresión e incluso en el alcoholismo. “Muchos de nosotros queremos que nos den la oportunidad de trabajar para por lo menos reducir la carga económica que llevamos, sin embargo por la edad ya nadie nos hace caso”, indicó.
Añadió que el 10% de los exempleados están actualmente laborando en diferentes entidades de la Alcaldía.

Absurda decisión 

Miembros del sindicato de trabajadores de la empresa licorera, que por temor a posibles represalias prefirieron no revelar sus nombres, explicaron que la mano de obra que en el departamento de Nariño se estaba utilizando en la planta procesadora, fue reemplazada por gente de Manizales.
“Eso fue absurdo, porque si el problema radicaba en que en la licorera había mucho personal, la solución radicada en hacer un acto administrativo y sacar al personal que sobraba. La verdad es que nunca se supo mediante qué criterios jurídicos y técnicos se hizo ese proceso, el cual dejó en la miseria a los extrabajadores y a sus familiares”, indicaron.
Destacaron que al contemplar la actual situación de los exobreros se comprueba que las finanzas del departamento de Nariño siguen peor que hace nueve años. Ante ese inconveniente se preguntaron qué se ha hecho con esos recursos que se ahorraron con la liquidación de la licorera.
“En realidad palpamos que la salud, el deporte y la educación siguen mal y nadie da razón de esos recursos porque supuestamente eran unos ahorros que el departamento iba a tener”, afirmaron.   

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